domingo, 15 de abril de 2012

El Capo, sus discursos y algo más...



 

Por:  Miriam Rizcalla de Cornejo


La telenovela colombiana, El Capo, se transmite por segunda vez en Estados Unidos.  La primera vez no la vi, excepto los últimos capítulos y me di cuenta que había perdido la oportunidad de ver una gran producción.  Me la perdí, pensé, nada que hacer, me lamentaba.  De manera que cuando anunciaron su retransmisión, aproveché  la oportunidad  y me la estoy disfrutando, con todo lo que tiene para mostrar, mas allá de lo que una simple novela acostumbra a ofrecer.

En mi opinión, las colombianas y brasileñas son las mejores producciones en telenovelas.  Y aunque parezca una pérdida de tiempo, eso depende.   De hecho, gracias a una de ellas, conocí a quien hoy es mi escritor favorito, un punto y aparte dentro del mundo literario, tan importante es, que no suelo mencionar su nombre, porque pesa mucho.  Una simple telenovela me llevó directo a su encuentro!

Con las novelas, la idea general es que no aportan nada.  Repito, eso depende.  Hay mensajes detrás de muchos de sus diálogos.  Si prestamos atención, aprendemos datos interesantes.

De El Capo, algunos dicen que trata sobre la vida de Pablo Escobar Gaviria, el narcotraficante más grande de la historia, el jefe del  cartel de Medellín, el hombre más buscado por las autoridades, aquel que demostró lo que significa el poder de intimidación y terror, el hombre que marcó un antes y un después dentro de la historia de Colombia.  Otros dicen que no, que no es acerca de su vida, sin embargo, muchos datos coinciden con su historia.  Esto no es lo que interesa, sino la trama en sí, una verdad demasiado real que ha cobrado la vida de miles de personas, que ha llenado de luto y dolor a familias enteras dentro y fuera de Colombia...Narcotráfico!

A lo largo de su transmisión, el público puede captar con facilidad una serie de mensajes de carácter social, que se desprende de un tema, que en la actualidad convulsiona al mundo, como lo es el trasiego de drogas.  Detrás de la fachada deslumbrante que el dinero - en este caso, proveniente del narcotráfico - tiene para ofrecer, se abre un escenario tétrico, obscuro y tenebroso al cual es mejor no acercarse nunca.






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