Por: Miriam Rizcalla de Cornejo
El conflicto en el Medio Oriente, la paz en Siria, y el mundo entero -razón por la cual el Papa Francisco nos hace un llamado mundial para unirnos hoy, a través del ayuno y oración- es un tema profundamente complejo. NO a la guerra, SÍ a la paz! Y aunque no estoy de acuerdo con una intervención en Siria, nuestra oración debe ir más allá, pues el pueblo sirio está siendo masacrado desde hace mucho, víctima de una guerra civil que parece no tener fin, causando un éxodo masivo hacia otros países que ya requieren ayuda económica internacional para enfrentar la llegada de tantos refugiados, ¡más de seis millones! Líbano el que más ha recibido entre otros países vecinos. Entre todos, los niños suelen ser los más afectados, como siempre. El que Estados Unidos no intervenga no significa que no habrá horror, la pesadilla se viene dando desde hace un par de años e incrementado en los últimos meses, de allí nuestro clamor a Dios para que el fin de la guerra llegue finalmente a este sufrido país mediante un acuerdo de paz entre el gobierno y los rebeldes. Que los derechos humanos sean respetados y no se tenga que llegar a extremos.
