viernes, 2 de marzo de 2012

El Riesgo de Opinar

Por:  Miriam Rizcalla de Cornejo



Aunque soy aficionada a romper frases hechas, no me queda más remedio que aceptar como sabia aquella que dice:   "No hables de política ni religión con NADIE!".  Más que una frase, es un consejo.  En ocasiones luce como un mandato, casi sagrado.  De caer en tal pecado habrá que atenerse a las consecuencias.

Yo, que me creía demasiado sensible y vulnerable a la más mínima provocación, ataque o crítica de los demás - porque mi corazón es muy sensible - resulta que me encuentro con algunos que son mi consuelo. Opinar de manera contraria a las ideas de alguien supone la pérdida de su amistad.  Sin importar cuan respetuoso sea el comentario u opinión, basta con que sea opuesto para que te den la espalda e ignoren por completo.

Y me pregunto a mí misma:  Será que todos creen que eres una fábrica de complacencia para la bolita del mundo entero, amén?  Será que para tener amigos tienes sólo dos opciones?:  Cerrar la boquita para estar siempre bien bonita o abrirla sólo para decir aquello que los demás quieren escuchar?  Todo un arte al cual se puede llegar con niveles casi de perfección...perfección o hipocresía?.

Ni una cosa ni la otra.  Pretender a estas alturas de mi vida, anular mis pensamientos, mis ideas, mis criterios, sólo por complacer a los demás? Jamás y nunca!

Me esfuerzo muchísimo en enseñar a mis hijos a atreverse a pensar, a desarrollar sus propios juicios y defender sus opiniones - con respeto - sin despreciar o ignorar  la de los demás, que muchas veces pueden ser altamente enriquecedoras.  Les enseño la importancia de aprender a discutir con las ideas y no con las personas.  Puede ser un tema acalorado, pero se discute con el tema, no con quien se habla.  Es tan difícil comprender esa diferencia?     En fin, riesgos que se corren...

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