viernes, 2 de marzo de 2012

Cuida'o, que viene el "cuco"...



Por:  Miriam Rizcalla de Cornejo

Sí recuerdan esa expresión verdad?  Susto pa' grande cuando éramos niños y nuestras madres o abuelitas, desesperadas para que nos durmiéramos rápido, y ellas finalmente poder descansar después de un largo día de trabajo, nos contaban ese cuento espeluznante.  Con los ojos llenos de pánico, como si alguna vez lo hubiesen visto, contaban aquella historia.  

Haciendo gala de una prodigiosa y admirable imaginación, narraban cómo venía el cuco y se comía a los niños que no querían dormir.  Todo con lujo de detalles!.  Qué amorosas y cándidas suelen ser algunas veces las adorables madrecitas, no?.  Cuántos niños sugestionados, unos más que otros,  lejos de dormir dulce y plácidamente como corresponde a un pequeño inocente, se habrán tardado en dormir pensando en el bendito cuco que se los comería...Luego, para atenuar el pánico sembrado por ellas mismas, cantaban dulcemente:  "duérmase el niño, duérmase YA, que si no se duerme, viene el cuco y se lo comerá.  Qué ternura!...

Con el tiempo crecemos, y comprendemos que ese cuco, tal y cual, no existe y nunca vendrá a comernos si no nos dormimos pronto.

En diferentes países quizá le conozcan a su vez con diferentes nombres, pero en el mío, Panamá, se le dice cuco a esa cosa siniestra que no me gusta pronunciar.  Digámosle:  El diablito.  Un bicho raro de la obscuridad o como se le quiera decir.  Un personaje fantasmagórico, sujeto a la imaginación del niño.  Sea lo que sea , lo cierto es que no es nada lindo lo que nos describen en la infancia y, una vez adultos, con seguridad, nadie se lo quiere encontrar!

Pero el cuco, de alguna manera, sí existe.  Y lo que es peor, habita dentro de nosotros mismos.  Pero cómo?,  se preguntarán ustedes.  Eso no puede ser! afirmarán con firme convicción, si es que yo soy una criatura de Dios?!  y camino de su mano siempre!  En parte es cierto.  Todos somos una criatura de Dios, pero cuántos nos zafamos de Su mano, y nos vamos de rumba con el cuco sin saberlo, recorriendo los vericuetos más torcidos de este mundo, extraviando el camino a seguir, como debe ser para quien camina de la mano de Dios?...

Dios es la luz y el bien.  El otro es la obscuridad y el mal.  El ser humano se debate en esa eterna lucha:  hacer el bien y alejarse del mal.  Se frustra al darse cuenta del mal que hace y el bien que deja de hacer, y lo que es peor, pudiéndolo hacer!  Pensar que es tan fácil!  Porque en realidad lo es, mas la sobrecarga de toxicidad que se lleva dentro, acumulada con el paso de los años, producto en parte por una información distorsionada, que una sociedad enferma y deshumanizada día a día nos transmite, es tan grande, que resulta innegable la presencia de sentimientos malsanos en nuestras vidas, que nos impiden ser como queremos ser.

Mientras exista en el ser humano sentimientos tan nefastos como la ira, la envidia y profundos sentimientos de venganza hacia el prójimo, este mundo permanecerá en eterna convulsión.  Sólo queda, aludiendo a la famosa Caja de Pandora:  la esperanza, y yo agrego - recordando las palabras de nuestro Señor Jesús - la fe y el amor para vencer estos males.  No debemos afanarnos en tratar de cambiar este mundo, pues sería realmente desgastante emprender semejante misión, pero con tratar de cambiar cada uno de nosotros, tratando de ser y hacer las cosas lo mejor posible, ya estaremos haciendo algo grande, heroico... y el mundo cambiará!

Alejarnos de todo sentimiento negativo, de maldad, de actitudes mezquinas y vanales nos mantendrá de cara al Señor, que será luz en el camino hasta el fin de nuestros días.  Hacer el bien siempre!  Si enseñamos esto a nuestros hijos desde la infancia, en el futuro ellos no tendrán que esforzarse por cambiar nada, ya que sus bases serán tan sólidas que ninguna tempestad podrá derribarlos, ni siquiera asustarlos.  No habrá cuco que pueda devorarlos!  Serán en sí mismos, una hermosa luz en medio de la obscuridad.  Esto es lo que debemos hablar con nuestros niños antes de dormir, en vez de llenarlos de miedo y angustia diciéndoles:  Cuida'o, que viene el "cuco"...





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