viernes, 14 de septiembre de 2012

Película anti-Islam debe traer como resultado una mayor supervisión de filmes en el futuro



Por:  Miriam Rizcalla de Cornejo

Fantástico gozar de libertad para expresar nuestras ideas, emociones, sentimientos, opiniones, y más, pero todo tiene un límite.  Cuando se cruza esa línea muy fina entre el derecho que se tiene a expresarse y la ofensa, las consecuencias no tardan en llegar y la más de las veces suelen ser lamentables.

La actitud del productor de la controversial película, La Inocencia de los Musulmanes, es indignante.  Luego de provocar la ira de los musulmanes, ira que se extiende cada día a diversos lugares del Medio Oriente, y que ha traído tantas desgracias a familias inocentes, él se mantiene firme en sus palabras:  El Islam es un cáncer!  No parece existir en él un mínimo de incomodidad por todo lo sucedido.

Debe existir un mayor control y supervisión de cuáles películas salen a la luz.  Vigilar cuál es el mensaje, analizar el impacto que éstas pudieran tener en la audiencia. Si esto realmente existiera, esta película jamás habría salido al aire, pues las consecuencias habrían sido previsibles.  Todo el caos y tragedia derivados de esta producción pudo evitarse.

Por más desmayos y angustia que le produjera al creador del filme el atentado contra la embajada de Estados Unidos, en Libia, donde murió el embajador norteamericano y otros, no deja de molestar su actitud y declaraciones hacia el Islam, religión a la cual insiste en ofender.  De su parte, de nada sirve unas disculpas por todo lo que ha generado su absurda producción si no lo siente realmente, lo que sí sirve es una mayor regulación, a nivel mundial, de cuáles producciones se proyectan para el público.  Esto es una necesidad urgente en todos los aspectos.




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