Por: Miriam Rizcalla de Cornejo
Un niño de dos años perdió la vida en un accidente, una niña de cuatro años fue atacada por un perro, un trágico accidente deja un saldo de cuatro víctimas, entre ellas un menor ....
Estas son las noticias que afloran nada más encender la TV, sólo imaginar tanta tragedia no puede por menos que opacar la felicidad de cualquiera.
Sé que es absurdo, pero en ocasiones pienso que por un momento los medios informativos harían bien omitiendo esta clase de noticias, pues tantos hechos lamentables terminan eclipsando el espíritu de la Navidad. Cuando todos queremos que los demás se sientan igual de bien, terminamos con sentimientos de culpa por estar felices cuando a otros los embarga la tristeza.
Mientras el mundo sea mundo el dolor y la tragedia siempre estarán presentes, no lo podemos cambiar, pero por un momento pensar, ver y escuchar sólo cosas bonitas y alentadoras sería tan gratificante y de gran beneficio para el ser humano como quizá no alcancemos a imaginar. La sobrecarga de información nefasta puede llevarnos a un sentimiento de tristeza en momentos en que sólo ansiamos sentirnos bien. Quizá la solución sea simplemente no encender la tele y aislarnos por un par de días de lo que ocurre en el mundo, porque los accidentes y tragedias y todo lo que cause conmoción siempre estarán presentes, al final del día es preferible estar desinformados que deprimidos.
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