viernes, 5 de octubre de 2012

Cuando la mujer es quien corteja



Por:  Miriam Rizcalla de Cornejo

¡Qué ojos tan lindos tienes! le diría María a Juan...Su repentina y espontánea declaración no pudo por menos que turbarlo.  Balbuceando a duras penas, algo ininteligible, atinó a decir finalmente un tembloroso gracias...Una señora "muy discreta", que estaba cerca y contempló la escena, la miró feo, por no decir refeo... ¡Y feíto es un piropo!...

¿Por qué una mujer no le puede hacer un elogio a un hombre, con franqueza, sin que esto dé lugar a malas interpretaciones?  Claro está, sin olvidar aquello de hay formas y  HAY FORMAS.  Todo depende del momento, lugar y circunstancias...

¿Por qué siempre ha de ser el hombre quien tome la iniciativa para todo?

¿Quién les asignó tan egoísta y dolorosa misión?  Dolorosa porque sufren y tiemblan empapados con ese sudor frío, que emana de los nervios más atroces que supone un cortejo del cual nunca se sabe cómo terminará.

¿Por qué tienen que ser ellos, quienes se armen de valor para invitar a una mujer a bailar una pieza musical?  Y si el valor no es suficiente seguro quedan dos almas reprimidas deseando compartir aquella melodía.  ¡Cómo desperdiciar una oportunidad así!  ¡Qué pecado!  ¿Por qué no puede ser ella quien diga:  ¿Bailamos?

¿Por qué son ellos los que tienen que invitar a un helado o a cenar siempre?...(Está bien que así sea la mayor parte del tiempo, eso sí, eso sí...)  pero...¿De vez en cuando no podemos ser nosotras?

Una invitación al cine, preferible a una película de terror, para que en las escenas de miedo surja ese instinto protector ¿?.. o una historia de amor, de esas que hacen llorar y llorar...la agarradita de mano será inevitable...¡Pero hay que invitar al cine!...

Un guiño de ojos, miradas furtivas... ¿Por qué no delinquir robando ese primer beso a quien se tiene en la mira?   ¿Por qué no espetarle en la cara:  Me gustas...¿quieres ser mi novio?...¿aceptarías casarte conmigo?...llevar una serenata, entregar un anillo de compromiso,...y dar el primer paso en todo.  Invertir los papeles de vez en cuando.  Si el momento no viene a nosotras, por qué no ir hacia ese momento?   ¿Por qué no?  Por qué?  ¿Alguién sabe?  ¡Ah! claro, por la sociedad con sus falsos moralismos, esos que atan y reprimen...¿No es por eso?  ¡Oh!  ¿Por qué será?...Bueno, lo cierto es que, como todo en la vida, ...depende...DE-PEN-DE!!!...

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