
Dijeron que sería una fiesta...digamos, algo glamorosa,
al llegar todo parecía indicar que así sería,
hermosos ramos de rosas por doquier que se lucían,
luces, música y un ambiente encantador imperaba,
una noche fabulosa a todos esperaba...
Presuroso alguien se acerca, pregunta qué me puede brindar,
entusiasmada -de lo que tienen- me aventuro a preguntar,
entre una y otra oferta opto por el vino, que presto a mi presencia vino,
¡Oh! cuán grande sería la sorpresa y desencanto revelado ante mis ojos
cuando a mis manos llega increíblemente y cual despojo
aquel preciado líquido... ¡en un vaso de plástico vertido!...
desencantada me quedé mirando fijo y pensé que no era justo semejante insulto
![]() |
¿Cómo osan humillarlo así de esta manera?
No amerita ser experto para saber que no es una cosa cualquiera
que al vino le acompaña y engalana una milenaria historia, llena de gloria,
todo un proceso, complejo y fascinante,
donde interviene una serie de elementos, para su elaboración, determinantes
un mundo pletórico de arte, precisión, cautela y más que le acompaña -igual que a su refinada amiga, la champaña-
desde la tierra en la que se siembran, crecen, cultivan y cosechan con afanes las multivariadas uvas,
más todo lo que sucede hasta llegar a la botella que destaca en nuestra mesa
y que verdaderos expertos preparan con destreza...
y que verdaderos expertos preparan con destreza...
Un líquido presente a lo largo de la historia,
protagonista de eventos importantes, políticos y familiares,
y del cual se han escrito libros interminables
no puede ni debe ser por menos que servido en elegantes copas de prístinos cristales!
No hay comentarios:
Publicar un comentario