Por: Miriam Rizcalla de Cornejo
Cuando un niño nace, nada haría
suponer a sus padres que algo en su salud no funciona bien. Pensar en la posible presencia de un cáncer
sería ilógico, absurdo, pues nadie se
espera algo así para una criatura que recién empieza a vivir. Pero el cáncer sí puede, de una u otra forma,
nacer a la par con un niño, tal es el caso del retinoblastoma.
El retinoblastoma es un tipo de cáncer en los ojos, raro y poco
frecuente, que afecta la retina y con
ello la visión. Es una enfermedad infantil
y representa cerca del tres por ciento
de los cánceres infantiles. El
noventa y cinco por ciento de los casos se diagnostica antes de los cinco años
de edad y dos tercios de estos antes de los dos años de edad. Superados los cinco años, dificilmente logra
manifestarse, no obstante, se han registrado algunos casos en edades más
avanzadas.
El 75 % de los casos son unilaterales, es decir, afecta un sólo ojo y
puede ser hereditario o esporádico -que se produce al azar- mientras que el 25% de los casos son bilaterales,
afectando ambos ojos y siempre son hereditarios.
Existen diferentes síntomas reflejo de la enfermedad, pero una de las
señales más frecuentes que indica su presencia es el estrabismo o desviación de
uno o los dos ojos afectados, lo que comúnmente se conoce como bizquera. El otro síntoma es la leucocoria, que
consiste en una mancha blanca que se produce cuando la luz pasa por la pupila,
logra observarse claramente en las fotografías tomadas con flash, que en vez de
reflejar un punto rojo, luce blanco.
Estos síntomas, entre otros, merman progresivamente la visión del menor,
en ocasiones acompañado de dolor.
De lo anterior se desprende la gran importancia de un diagnóstico
oportuno, a tiempo, con lo cual se pudiera evitar la manifestación de los
síntomas y posteriormente el desarrollo de esta inusual enfermedad que
representa un 3% de los cánceres en niños y adolescentes menores de quince años.
Sin embargo, una vez presente, existen diversos tipos de tratamiento:
quimioterapia, radio terapia, terapia con láser, crioterapia, enucleación, que
consiste en la extirpación de una parte o la totalidad de uno o los ojos
afectados por el tumor. La práctica de
la enucleación toma lugar cuando los tratamientos aplicados no surten el efecto
necesario y a toda costa se busca evitar el riesgo de que el tumor haga
metástasis y afecte otras partes del cuerpo poniendo en peligro la vida del
menor.
Es necesario estar alertas cuando se tiene niños, especialmente si son
menores de cinco años de edad. Hacer
todo tipo de preguntas a su médico o pediatra es de vital importancia, no
guardarse ninguna inquietud o duda, por mínima que parezca, tomar la iniciativa
de traer a colación este tema, aun cuando nadie en la familia haya padecido
este mal. Normalmente los médicos no
preguntan acerca de esta enfermedad, así las cosas, corresponde a los padres
preguntar y descartar cualquier señal que pudiera poner en riesgo la salud de
su niño.
Nota: Vea Ojo con los ojos Un drama de la vida real...
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