jueves, 23 de mayo de 2013

Yo fui gorda



Por:  Miriam Rizcalla de Cornejo

Los que me conocen ahora no me creen cuando les digo.  Pero es cierto.  Yo fui gorda.  De niña no lo parecía, al contrario, más bien era delgadita, aún guardo vagos recuerdos de la lata que daba, como casi todos los niños, para comer, luego todo cambió.  Hacia finales de mi adolescencia estaba realmente redondita.  Nunca alcancé niveles de obesidad, pero sí estaba sobre mi peso, y mucho.  Fue el inicio de una pesadilla.  Nunca lo acepté, no me adapté a esa situación, y lo peor es que no me llegaba la suficiente fuerza de voluntad para cambiar esa realidad.  Probé todas las dietas habidas y por haber, famosas, conocidas, inventadas, todo lo que fuera con tal de adelgazar.  Caí en la trampa del "yo-yo", subía de peso, hacía dietas relámpagos y bajaba rápidamente, luego recuperaba el peso perdido y encima lo doblaba, qué tormento.  

Un nuevo estilo, una nueva imagen surgió para mí.  Empecé a vestirme con blusas anchas, nada pegado al cuerpo, para no resaltar los detestables rollos de grasa que saltaban a la vista.   Las bromas no tardaron en llegar.  Burlas despiadadas iban y venían, claro está que debía entender que sólo eran bromas.  Sí, lo eran, lo entendí, como también comprendí que eran chistes de mal gusto y que entre broma y broma, de las más graciosas, te dicen lo que piensan...desde entonces nació en mí un profundo rechazo hacia la burla de los demás y siento un soberano desprecio por aquellos que gustan y disfrutan al hacerlo, en cualquier sentido...sé lo que se siente, porque yo lo viví...  

Nunca me defendí como debía hacerlo, me sumaba al circo formado y celebraba con ellos los chistes, una tibia sonrisa y así no dilataba más el engorroso momento que mi sobrepeso me hacía sufrir, una situación que a pura fuerza de voluntad logré cambiar.  Tardó en llegar, pero llegó!  Tengo más de veinte años con un peso estable y puedo decirle hoy, a los que ayer se burlaban de mí, por ser gorda, que no pierdan las esperanzas, cambiando los malos hábitos alimenticios, comer más sano, una vida activa, caminar lo más posible, muy poca o mejor cero sodas, podrán obtener los mismos resultados, lograr el peso que les corresponde, poner bajo control ese sobrepeso que hoy tanto les desespera y no saben qué hacer y cómo desaparecer.  Pueden estar seguros que los comprendo...  


Lograr y mantener el peso correcto, o lo más correcto posible, es una responsabilidad de nuestra parte.  Se trata de nuestra salud.  Un par de libritas de más no es para tanto, quizá, pero a un exceso de peso sí hay que prestarle atención.  Para el presente siglo la obesidad se perfila como una verdadera epidemia, a causa de ella  mueren al año miles de personas en todo el mundo, con ella camina de la mano una serie de inconvenientes altamente evitables.  Además de mermar nuestra confianza y golpear nuestra autoestima, genera una lista de molestias y enfermedades como cansancio y fatiga, depresión, diabetes, presión alta... ¡y la lista sigue!  Para bajar de peso lo primero es querer hacerlo, de lo contrario poco o nada se puede hacer, por más que deseemos ayudar a otros a lograr un nivel saludable, no será posible...

Mis años de gordita dejaron secuelas en mí, a la fecha sigo vistiendo ropas holgadas, como queriendo cubrir algo que ya no existe en mi cuerpo, pero sigue en mi mente...Hoy cuido y mantengo mi peso, pero no me olvido que ayer yo fui gorda...

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