Por: Miriam Rizcalla de Cornejo
Dijeron que sería una fiesta glamorosa
todo parecía indicar que así sería
hermosos ramos de rosas
por doquier se lucían
Música, risas y alegría llenaban el ambiente
alguien pronto se acercó para preguntarme qué tomar
dudosa -de lo que tenían- me atreví a preguntar
...entre una y otra oferta opté por el vino, que pronto a mí vino
¡Oh! Cuán grande sería mi sorpresa
al ver aquel preciado líquido, cual despojo, ¡en un vaso de plástico vertido!
Incrédula me quedé mirando fijo aquel insulto
Cómo osan humillarlo así, de esa manera
no amerita ser experto para saber que no se trata de una cosa cualquiera
que al vino una milenaria historia, plena de gloria, le acompaña - igual que a su refinada amiga, la champaña-
donde interviene una serie de elementos importantes,
todo un proceso complejo para su elaboración determinantes
desde la tierra en la que se siembran, cultivan y cosechan con esmero las multivariadas uvas
hasta llegar a las botellas que engalanan nuestra mesa
todo preparado por expertos con muchísima destreza
Un protagonista fiel, presente siempre en eventos históricos, políticos y familiares,
no puede ser por menos que servido en bellas copas de prístinos cristales!
Así es Miriam, en los detalles esta el éxito de la fiesta, el vino en copa de cristal sino es una runchería como decimos acá, jajaja
ResponderEliminarAsí es. Una palabra y sé que eres de Panamá, como yo. "Runchería" jajja. No, nada de eso, copita de cristal para su majestad ¡el vino! Chin, chin, a la salud de todos!
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