Por: Miriam Rizcalla de Cornejo
A cincuenta años desde aquel histórico discurso -28 de agosto de 1963- las palabras del inolvidable Martin Luther King, Jr. suenan y resuenan en aquellas escalinatas del Lincoln Memorial, en Washington D.C., vuelan entre blancas nubes arrojando desde lo alto una lluvia de coraje, valor y dignidad, navegan en el océano de conciencias dormidas haciéndoles despertar, estremecen el alma, vibran en el espíritu de aquellos que, como él, también abrigan y protegen en la profundidad de su corazón un sueño. I have a dream...Y el sueño contínúa...
Muchos
son los valores que distinguen la magnificencia de esta gran nación llamada
Estados Unidos de América, una vitrina a través de la cual el mundo contempla un
hermoso abanico de oportunidades, de derechos y, especialmente, tal y como lo
representa la majestuosa e imponente dama, en New York: Libertad!
Sin embargo, a casi medio siglo de aquel
discurso memorable, para el cual muchos elogios no son suficientes, por la
belleza de su contenido, por el mensaje bravío que de él se desprende, su gran
lucha continúa.
Si bien es cierto que se han dado grandes pasos
en pos de su conquista, la consecución de todos los derechos inherentes al ser
humano, falta más. La discriminación persiste y
se manifiesta en múltiples formas, sin embargo, hay que reconocer que, aunque
lentamente, sí se ha avanzado.
El mundo se sorprendió cuando en noviembre de
2008 la población votante de Estados Unidos dio como ganador a quien sería el
primer presidente afroamericano,
Barack Obama, siendo reelecto en las pasadas elecciones, noviembre de 2012. Un hecho realmente histórico. No cabe duda que fue un gran logro, un triunfo
más sumado a la gran lucha de M.L.King…pero falta más…
El racismo persiste, continúa y se refleja en diferentes
escenarios: en el deporte, en las
escuelas, en las calles. Cuántos inocentes víctimas de este mal son agredidos
por grupos blancos sin otra razón que el odio racial, cuánta discriminación en
el campo laboral...Si para cuando él pronunció aquel famoso
discurso habían transcurrido cien años de la Proclama de Emancipación, un
decreto esperanzador para millones de esclavos que veían en él un rayo de luz
en el camino hacia su libertad, también es cierto que hoy, medio siglo más tarde,
queda un tramo largo por recorrer hasta llegar al punto de encuentro donde
todos, hombres y mujeres, ancianos y niños, blancos y negros, logren mezclarse cual arco
iris racial y religioso en serena armonía y plenitud, dando como resultado el más
bello de los paisajes, revestido de paz y tolerancia, salpicado de amor,
justicia y libertad!
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