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Hermoso pesebre en la Catedral de San Patricio |
Por: Miriam Rizcalla de Cornejo
La Gran Manzana está como para darle un mordizco...deliciosa y cálida en medio de un frío invierno, receptiva, colorida; navideña, iluminada, lujuriosa...excitante...
Millones de almas se desplazan por sus interminables calles y avenidas. Un mar de gente proveniente de todos los rincones del globo, reunidos en la capital del mundo. Embriagados por la magia exhuberante de la gran Manhattan, y con todo lo que ésta tiene para ofrecer, abren sus billeteras y, cual fuente inagotable, dejan fluir millones de dólares presas del consumo más frenético, intenso y feroz que se pueda imaginar, satisfaciendo así hasta el más nimio de los caprichos de grandes y chicos.
El mundialmente famoso árbol de Navidad se erige con todo su esplendor y luces multicolores en el Rockefeller Center. Una muchedumbre que llega a intimidar, se enloquece tratando de captar la "foto" del recuerdo. Cientos de personas en espera para entrar a patinar en la pista de hielo. Todo alrededor extraordinariamente iluminado. Miles de flashes, como luciérnagas en la noche, parecen danzar en medio de la multitud aglomerada y fascinada con lo que ven.
A pesar de tanto derroche de lujo y poder económico, llama la atención la visita masiva de miles de fieles a la Catedral de San Patricio, encienden sus velas, ofrecen una oración o permanecen dentro para escuchar la misa...el gran número de jóvenes presentes, en medio de una sociedad tan material, resulta esperanzador...
Por mi parte no puedo evitar observar y pensar. Pienso en mi país, Panamá, en mi pueblo de Soná, en nuestros pueblos latinoamericanos que enfrentan grandes dificultades socio-económicas, en los pobres del mundo, en aquellos que con dificultad tendrán algo para poner sobre sus mesas en Navidad. Algunos, quizá muchos, no tendrán nada para cenar ni mucho menos para compartir con nadie. El hambre sera su único huésped frente a su mesa vacía de alimentos pero llena de frustración e impotencia. Buscan y no encuentran esa luz al final del túnel que tanto necesitan...A mi manera sigo observando, escuchando, sintiendo...inevitablemente me veo envuelta en una pesada estola de sentimientos encontrados...Sigo pensando...me pongo a rezar...